No sé si alguien recuerda aquellos tiempos en los que el transportista imponía precios en la importación, incluso cobrando las subidas de vacío, era un periodo de una grandísima demanda de mercancías del extranjero.

En España fluía el dinero y se compraba mucho, en consecuencia se compraron muchos camiones y remolques para dar servicio a tanta demanda, si bien, más tarde, como todos sabemos, vino la crisis, bajó la demanda de transporte y en consecuencia empezaron a sobrar camiones por doquier.

Este nuevo periodo fue la época dorada de los cargadores, que disponían de mucha oferta de camiones y podían dictar precios prácticamente a su antojo, además entre los transportistas se libró una lucha feroz por la supervivencia, generándose una batalla de precios a la baja.

Con esta situación ya llevamos más de 5 años, si bien muy lentamente se está produciendo algo muy esperanzador para el transportista importador, por un lado se ha ajustado el número de camiones a la oferta actual y por otro paulatinamente dicha oferta se está relativamente incrementando.

Se está detectando que la estacionalidad consecuencia de la exportación de fruta en la oferta de camiones en el extranjero, que había sido desdibujada por culpa de la crisis, ya que se pasó a tener prácticamente todo el año más oferta que demanda, se está empezando a vislumbrar, habiendo oferta muy inferior de camiones en periodos estivales, igual como tradicionalmente venía sucediendo.

Por tanto, los cargadores de importación, están poco a poco pasando de valorar únicamente el precio, a valorar el servicio continuado todo el año, aún y cuando sea a mayor coste.